Para fabricar tus pinturas vais a necesitar 3 ingredientes:
pigmento + aglutinante + conservante
El pigmento es el color puro en forma de polvo, el aglutinante es el “pegamento” que une el pigmento y le da forma, y el conservante sirve para mantener la pintura durante largo tiempo.
Según el tipo de aglutinante que utilicemos, podemos obtener diferentes técnicas: por ejemplo, si utilizamos aceite de linaza o cártamo obtendremos pintura al óleo, mientras que si usamos goma arábiga obtendremos acuarelas.
Algunos consejos para un buen resultado
Un truco interesante y muy recomendable justo antes de ponerse manos a la obra es no utilizar directamente el pigmento, sino molerlo bien con la moleta para conseguir afinar al máximo el grano y formar una pasta con un poco de agua destilada, en el caso de las técnicas acuosas, o con un agente graso en el caso opuesto, para que el resultado final sea fino y sin alteraciones de ningún tipo. Así obtenemos una pasta de color y acabado uniforme con la que empezar a trabajar.
Las recetas de las pinturas
Aquí van los ingredientes básicos para las recetas de pintura:
- Acuarela: pigmento + goma arábiga + hiel de buey + conservante. La acuarela es un tipo de pintura transparente en la cual se pueden superponer capas, y se usa sobre todo sobre papel de acuarela porque es el que ofrece mejores resultados y absorbe más agua. La receta también puede llevar miel para conferirle más viscosidad y brillo. Es, desde la experiencia de Artcants, la técnica más utilizada.
- Témpera: pigmento + goma arábiga + conservante. La témpera o gouache es una pintura opaca de acabado mate. Con esta pintura se obtienen resultados planos y vivos sin volúmenes, y es muy aconsejable para ilustración y diseño.
- Témpera al huevo: pigmento + yema de huevo. Se trata de una de las pinturas más especiales por ser muy utilizada desde la antigüedad y porque no la utilizan muchos artistas, lo cual la convierte en una rara avis. La yema de huevo ya la vendemos en polvo para facilitar muchísimo más el proceso.
- Acrílico: pigmento + resina de polímero. La pintura acrílica es de las más versátiles que existen y ofrece casi todas las posibilidades de acabados y texturas según lo que más os guste, desde un acabado fino hasta gruesos exagerados. También admite muchas cargas o aglutinantes para cambiar su apariencia, como médiums fluidos o polvo de mármol, y se puede utilizar en soportes muy variados.
- Encáustica: pigmento + cera de abeja + resina dammar. Es una pintura densa y opaca, untuosa y de acabado brillante. A causa de la cera que contiene, para trabajarla mucho mejor se debe tener una fuente de calor bien cerca, que nos ayudará a fundirla y aplicarla (también existen un tipo de paletas calientes eléctricas para esta función). Como curiosidad, pensad que es la técnica por excelencia en el Antiguo Egipto para pintar sus tumbas funerarias.
- Óleo: pigmento + aceite de linaza o cártamo. La pintura al óleo es la reina de la pintura desde que se empezó a utilizar en la pintura flamenca, y rápidamente se impuso a nivel internacional hasta la llegada del acrílico en el siglo XX. El color se funde muy bien entre sí y da múltiples acabados, pero requiere un tiempo de secado. Con esta técnica siempre vamos a tener que preparar el soporte con una imprimación llamada gesso.
- Pintura al fresco: pigmento + cal apagada + polvo de mármol. Para imaginarnos la pintura al fresco no hay más que pensar en la Capilla Sixtina o las pinturas negras de Goya, por poner algún ejemplo. Una vez la pintura está lista se pinta en el muro preparado expresamente todavía húmedo, así se funde con la pared. Se debe trabajar rápido y sin sobreponer pinceladas, y el muro se debe ir preparando a medida que se avanza.
- Pintura a la caseína: pigmento + caseína + conservante. Es una pintura con un acabado único porque parece que solo haya pigmento, una capa bien adherida de polvo con aspecto de terciopelo y mate. Y es que la caseína, que proviene de la leche, se convierte en un pegamento extra fuerte que no altera el aspecto del pigmento. Se espolvorea el polvo de pigmento y se aplica la caseína, pudiendo repetir la operación otra vez. También hay una variante que es el temple de caseína, la técnica con la que se iluminaron los manuscritos medievales.
- Pintura vinílica: pigmento + látex + conservante. Esta pintura se parece mucho a la pintura acrílica, pero resulta mucho más resistente, así que utilizarla por ejemplo en murales o en objetos de mucho uso sería una buena opción.
Una vez preparadas, nuestras pinturas se conservan en un lugar fresco y seco, y en frascos de vidrio o plástico de boca ancha, o en tubos de aluminio.
¿Cuál os ha llamado más la atención? Si os ha parecido interesante, poco a poco iremos desarrollando estas técnicas una por una con su proceso de fabricación y trucos para su empleo. De esta forma podréis ver cómo multiplicáis las posibilidades que conocíais de estas técnicas hasta ahora. ¡Seguro que os van a gustar!