La Chalk Paint se originó como una pintura natural que provenía de la tiza, pero hoy en día se comercializa en un formato de pintura acrílica con carga de yeso, que le otorga el tacto áspero de la tiza. Esto hace que los colores no sean excesivamente intensos, y que se mantengan en una gama muy armoniosa que tira hacia los tonos pasteles. Su acabado mate y textura muy cubriente hace que sea ideal para muebles, decoración y manualidades.
Lo más relevante es su gran adherencia y el hecho de que no necesitamos utilizar imprimación, independientemente de que pintemos sobre plástico, metal, porexpan, madera, fórmica, tela, cartón… Dependiendo del trabajo y su durabilidad, sí que os recomendamos utilizar imprimación, como en una cocina por ejemplo, pero por lo general no es necesario.
¡Liberad vuestra creatividad!
Experimentad con la Chalk Paint, y usadla sin miedo: ¡sólo necesitáis una brocha!
Según la superficie queda bien con una capa, pero siempre os va a quedar un resultado increíble con dos manos de pintura. Se seca pronto, no genera olores, se trabaja dentro de casa sin problemas y todo se limpia fácilmente con agua. No tiene ningún “pero” y vais a quedar encantadas.
Después de pintar siempre la vais a poder encerar (pensad que hay ceras de color para matizar el tono) o barnizar si se trata de una superficie de mucho uso que tengamos que limpiar frecuentemente (una mesa o los muebles para bebé).
Elegid bien vuestra pintura Chalk Paint
Hay muchas pinturas Chalk Paint, pero es bueno invertir en una que no se degrade o altere con el tiempo: por ejemplo, por mucho que limpiemos nuestra superficie pintada con una bayeta húmeda, la pintura nunca debería perder color. Esto es algo que resulta conveniente saber desde el principio.
No hay más secretos: realmente es una técnica muy fácil, ¡versátil e increíble!
Animaros a jugar con ella, dando otra vida a vuestros muebles, cambiando el look de vuestra cocina con nuevos tonos y texturas, o creando una atmósfera más artística y acogedora en vuestro salón.